El feudalismo y los señores feudales
La Edad Media de Europa se caracterizó básicamente por un sistema político original: el feudalismo. Los reyes sólo disponían de un poder limitado: no eran mas que la cabeza de toda una jerarquía de señores, vinculados entre ellos por lazos de vasallaje. El señor feudal vivía en su castillo, administraba la justicia, dirigía la policía, recaudaba los impuestos y acuñaba la moneda. Su autoridad y, en ciertos casos, su papel de protector se ejercían sobre sus vasallos y sobre la masa de campesinos, que constituían en ese entonces el elemento esencial de la población. Entre estos últimos, algunos eran libres, (los llanos) y otros dependían directamente del señor (los ciervos).
La Edad Media se
caracterizó pro las formas descentralizadas de gobierno y
como reacción de lo que había sucedido en el
Imperio Romano, y aun en el gobierno democrático griego,
que fueron altamente centralizados. Fue así como
apareció el feudalismo bajo el cual los antiguos
ciudadanos y habitantes del caído Imperio Romano se
agruparon alrededor de personajes importantes en busca de
protección. Durante la época medieval hubo una
notable evolución de los sistemas
organizativos como resultado del debilitamiento del poder central
durante los últimos días del Imperio Romano. La
autoridad pasó al terrateniente, el cual tenía
poderes extraordinarios para fines tributarios de policía
dentro de su dominio o saltos.
Se extendió también la commendación o
entrega voluntaria de tierra a
algún príncipe poderoso, de parte de un
pequeño terrateniente que continuaba viviendo en ella como
precarium, con el objeto de que se protegiese de por vida. Es
decir que pasaba de terrateniente a arrendatario. También
en esta época, floreció y se consolidó
también la Iglesia
Católica y Apostólica Romana. El estudio de su
organización ha de interesar a quien se inicia en las
disciplinas administrativas, cualquiera que sea su credo
religioso, porque ella tiene características muy
particulares que inclusive en algunos aspectos obedecen a una
concepción distinta del patrón
clásico.
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